Casa de España Mediterránea y sostenible

Un diseño que predomina la sencillez, el color blanco y la madera, esta casa situada en el pueblo catalán de Sant Andreu de la Barca, ha sacado el máximo provecho a las energías renovables y la construcción pasiva, para lograr no solo ser una de las casas sostenibles de España.

Esta casa llama la atención por sus líneas rectas y amplios ventanales, pero este inspirador diseño no es lo único que hace especial a esta vivienda, que es la primera en Europa en obtener dos de los certificados de construcción sostenible y eficiente más importante.

La combinación de paredes blancas con toques en madera transmite paz y tranquilidad, acompañada de una piscina exterior, dan una sensación de oasis donde poder descansar y desconectar.

Al momento de poner en marcha un proyecto, buscaron cumplir con las exigencias y estándares que la certifican como un edificio Pasivos Premium o con las 5 hojas del sello Verde del Green Building Council sin descuidar su interior.

Generar más energía de la que se consume

Este edificio de 314 m² repartidos en dos pisos cuenta con una distribución estudiada, ya que la sostenibilidad se mide al milímetro, se trata de una casa muy eficiente, que es capaz de generar más energía de la que consume.

Todo esto debido a que la cubierta de la casa está llena de placas solares fotovoltaicas, con la potencia instalada se cubre de sobra la demanda, hay unos excedentes continuos que se suman y no es necesario tirar de la energía de la red.

Espacios de la casa

El interior es amplio y diáfano, se utilizó la madera de roble para dar forma a la mayor parte del mobiliario, así como escaleras, la estructura, entre otros, este material además de dar un toque rústico al diseño también ha sido fundamental a la hora de cumplir con los principios.

Nivel de aislamiento elevado, un diseño libre de puentes térmicos, unas carpinterías de altas prestaciones, hermeticidad para no tener pérdidas por infiltraciones y un sistema de ventilación mecánica controlada de doble flujo.

La eficacia energética es tan óptima en esta casa que hace que sea necesario apagar o desconectar ni el sistema de ventilación ni la climatización cuando la familia se va de vacaciones.

Dentro de la casa la temperatura está en el punto de confort, para mantenerlo la casa utiliza un sistema de suelo radiante y refrescante.

La vivienda está programada para que durante el invierno la temperatura no baje de 22 grados y en verano no suba de 26 grados, resaltando la importancia de la domótica de esta clase de edificios para conseguir sacar el máximo potencial.

La humedad está puesta para que no baje del 40% y no suba del 60% y si sube el nivel de CO₂, aumenta la velocidad del sistema de ventilación.

Toda la electrificación es clave para disfrutar de la cocina con una amplia isla, punto de encuentro de la familia y amigos, así como el salón -comedor, cuatro habitaciones y tres baños.

Sin olvidar un punto de recarga para coches eléctricos en la parte exterior, que facilita el uso de un transporte más responsable con el medioambiente.